She saved everyone but couldn't save herself.

lunes, 28 de junio de 2010

Vamos a tranquilizarnos

Supondremos, que no será nada. Supondremos que solo será un pequeño bache, por favor. Por que no queremos volver a perder otra vez. Ya no. Nos sentaremos y nos relajaremos. Inhalaremos aire y lo expulsaremos suavemente sin ninguna presión. Cogeremos esos recuerdos que nos recuerden a ''eso'' y los tiraremos y observaremos como se consumen lentamente en la chimenea. No los echaremos de menos. Nos prohibiremos a nosotros mismos recordarlo. Seremos pacientes y esperaremos a curar hasta la herida más profunda. Luego intentaremos ser felices. Intentaremos no preocuparnos demasiado. Y esperaremos a los resultados de nuestras acciones. Al fin, solo pasará lo que esté predestinado.

Mariposas en el estomago en un lunes por la mañana

Sentadas frente al aula de coro, nos moríamos de los nervios, por sabes, si esas plazas del conservatorio serian o no, ocupadas por dos de nuestras amigas. Dos plazas de clarinete, 10 se presentaban. El años pasado, nos presentamos con ellas, pero ellas se quedaron en lista de espera de las cinco que éramos, solo entramos tres. Nerviosas, por saber la nota final, nos sentamos en el suelo, todas histéricas, todas nerviosas y todas preocupadas. Pero por fin salieron las medias, y no os lo vais a creer. Sí. Entraron las dos.

domingo, 27 de junio de 2010

Mi pasión

Porqué e encontrado mi pasión, en ese movimiento que fluye que me sale del alma de los brazos de las piernas, solo fluye y sale sin pensar lo que bailo, lo que muevo. Empieza desde la punta de mis dedos hasta llegar a todas mis extremidades. Me muevo, elegante, fresca, original e innovadora. Solo nace de dentro solo fluye, sale, es que lo siento joder. Me muevo, no puedo parar, salto, brinco, todo me sabe a nuevo y sin embargo llevo sintiéndolo mucho tiempo y no me había dado cuenta.

Una melodia silenciosa

Por que hoy es uno de esos días que sentada en frente de la pantalla, oigo los pájaros cantar a través de mi ventana. Hay un silencio aterrador, pues solo oigo el cantar de los pájaros y el tecleado de mis dedos al pulsar cada letra de mi teclado. Necesito oír, algo más. Algo que me despierte de este silencio profundo y me lleve al paraíso que esconde mi pequeña cabeza. Ahora hay algo más. Hay un refrescante olor que me recuerda a una flor que acaba de ser regada con un agua tan fría, que cada pétalo se endurece a cada gota de agua que cae en ellos. Y el silencio fue roto por el estúpido sonido de el teléfono de mi casa.