She saved everyone but couldn't save herself.

miércoles, 30 de marzo de 2016

Escribir en presente, pensar en pasado

Como entrar al cuarto de baño después de que te hayas perfumado.
Como mirar a través de la ventana del tranvía con música en francés en mis oídos que no entiendo y que parece cobrar sentido con cada persona que sonríe, frunce el ceño al mirar al sol o pasea sola sin levantar los ojos del suelo.
Como sentarme en el pupitre cada lunes y mirar por la ventana cómo el azul del cielo se va apagando con el paso de las horas mientras teclados de forma robótica y frenética llenan mi cerebro de confusión.
Como mirar los zapatos de gente sin rostro que sube al metro cada miércoles por la mañana e imaginar historias sobre su vida.
Como bailar a oscuras en el anonimato de la soledad y de lo que jamás sucedió.
Como ignorar sonrisas torcidas.
Como sonreír por defecto.


Como cuando los días avanzan pero la vida no. 

viernes, 4 de septiembre de 2015

El infinito de la nada una y otra vez

Escribo porque tengo que hacerlo, porque fuera llueve y dentro también, porque el cielo está gris y mi alma también, porque los minutos pasan, las horas, los días, las semanas y los vacíos me abruman sin dejarme respirar. Me ahogo entre momentos que deberían importarme y no lo hacen, entre sentimientos que me desgarran el corazón y me cortan la respiración. Porque me arrastro y no sé cómo levantarme, porque me he tropezado y aún no he dejado de caer. 

Porque podría sangrar y me daría igual.
Porque a veces sueño con no terminar de cruzar la carretera.


Es como el silencio tras una catástrofe o el segundo precedente a un disparo. Es hueco, vacío, nada.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Vacíos que rompen las grietas de vida

Estaba hecha de vacíos, de huecos incompletos que cada vez crecían con más fuerza. Era como un pájaro sin alas, se arrastraba a los pies de todos los que la rodeaban. Era como una abeja en un otoño permanente, no del todo viva, no del todo muerta, simplemente quieta, esperando.

Lloraba lágrimas secas, gritaba silencios. Nadie la veía, nadie la sentía. Era nadie, nada.


miércoles, 8 de abril de 2015

Siempre me ha cautivado la belleza de los andenes

Nunca nada ha presenciado tanto amor y dolor a la vez. Cuántas lágrimas se habrán deslizado allí por donde pisamos, cuántos abrazos se habrán roto, cuántas manos se habrán separado con el último y sutil roce del dedo meñique o cuántas promesas de un futuro incierto se habrán hecho con la esperanza de volverse a ver. 

Andenes.
Esperanzas y sueños que florecen.
Andenes.
Pesadillas que terminan. 
Andenes.
Flores y lágrimas de felicidad en un día de primavera.
Andenes.
Miradas vacías que desaparecen.
Andenes.
Niños que ríen, adultos que lloran.
Andenes.
Bienvenidas y despedidas que van y vienen. 
Andenes.
Te quieros que vuelan con el último atardecer del verano. 


Andenes. Qué lugares, vaya.