Nunca nada ha presenciado tanto amor y dolor a la vez. Cuántas lágrimas se habrán deslizado allí por donde pisamos, cuántos abrazos se habrán roto, cuántas manos se habrán separado con el último y sutil roce del dedo meñique o cuántas promesas de un futuro incierto se habrán hecho con la esperanza de volverse a ver.
Andenes.
Esperanzas y sueños que florecen.
Andenes.
Pesadillas que terminan.
Andenes.
Flores y lágrimas de felicidad en un día de primavera.
Andenes.
Miradas vacías que desaparecen.
Andenes.
Niños que ríen, adultos que lloran.
Andenes.
Bienvenidas y despedidas que van y vienen.
Andenes.
Te quieros que vuelan con el último atardecer del verano.
Andenes. Qué lugares, vaya.
Bonitas reflexiones!!
ResponderEliminarQue lugares tan románticos, cuánto invitan a reflexionar.
ResponderEliminarEs cierto lo que dices, y no me había parado a pensarlo. Me ha gustado esta reflexión. Besos.
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