Quédate conmigo, cúbreme, abrázame. Y con la sensación de que tengo que olvidar, se que eso fue amor. Sigo sin entender porqué no puedo olvidarte. Me hiciste sentir especial aunque no lo fuera, supiste hacer que cayera rendida a tus pies. Y después de un centenar de noches mirando a las estrellas pensando en ti , creo que ha llegado el momento de decirte adiós. Nunca sabré darte las gracias por descubrir ante mi un mundo que yo desconocía, la complicidad en tu mirada y lon nervios en mis palabras. He sentido de todo, del odio al amor, del amor a lujuria, de la lujuria a la verdad y supongo que es así como te conocí, con tus pequeños defectos y encantos. Pero llevo demasiado tiempo así y no me lo merezco, ni tu mereces seguir aquí en mi cabeza jugando conmigo como si fuera el pasatiempo con el que te diviertes.
Por fin soy capaz de despedirme de ti y no lo lamentaré, adiós. . .